Cecília Meireles
Puse mi sueño en un navío
y el navío sobre el mar;
– después, abrí el mar con las manos
para mi sueño naufragar
Mis manos aún están mojadas
del azul de las olas entreabiertas,
y el color que se escurre de mis dedos
colorea las arenas desiertas.
El viento viene desde lejos,
la noche se curva del frío;
bajo el agua se muere
mi sueño, dentro de un navío…
Lloraré lo como sea necesario
para hacer que el mar crezca,
y mi navío llegue al fondo,
y mi sueño desaparezca.
Después, todo será perfecto;
playa lisa, aguas ordenadas,
mis dos ojos secos como piedras
y mis dos manos fracturadas.
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