En mi escritorio Llull me observa
(memento mori):
(memento mori):
«Hombre ocioso,
¿por qué eres perezoso
puesto que a la muerte llevas tu cuerpo?»
Y me pregunta
(memento mori):
no es que me olvidara
«Cuando muerto estuvieres,Estimado maestro,
¿qué mérito tendrás
si acá ningún bien haces?»
no es que me olvidara
la muerte,
o la moral,
es que no sé creer
en el bien
ni en el mal
ni en el mal
y mi manera imoral
de noble vagabundo
no la puedo quitar
es la de mi divindad:no la puedo quitar
la miseria de la existencia humana
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