segunda-feira, 14 de dezembro de 2020

Nota (casi) linguística

#10

Esperar con esperanza, una dádiva ibérica


En el francés – como, creo, en casi todas las demás lenguas europeas – el gesto de esperar está fundamentalmente escindido en dos: «attendre» y «espérer». El primero concierne a aguardar, a quedarse en un sitio donde algo o alguien presumidamente llegará; mientras el segundo tiene que ver con tener esperanza en algo, que ese algo suceda. Lo mismo pasa en otras lenguas europeas: el italiano divide nuestro «esperar» en «aspetare» o «attendere» y «sperare»; el alemán en «warten» y «hoffen»; el inglés en «to wait» y «to hope»; y podríamos alargar la lista donde las únicas excepciones que he encontrado están justo en lenguas de la península ibérica. El catalán, el gallego, el portugués parecen, como el castellano, juntar en un mismo verbo las dos ideas; verbo que, además, es homógrafo en las cuatro lenguas. Aunque en todas las lenguas la idea exclusiva de verbo «aguardar» tenga también una palabra para ello, el uso de «esperar» es amplio y cotidiano, como se en esta parte del mapa el gesto de aguardar ya casi no se lo podemos pensar aparte de la esperanza. Hay acá una especie de fe implícita al gesto de aguardar, al punto que «attendre avec espoir» (esperar con esperanza) ya es redundante y podría traducírselo solamente por «esperar».

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