#10
Esperar con esperanza, una dádiva ibérica
En el francés –
como, creo, en casi todas las demás lenguas europeas – el gesto de esperar está
fundamentalmente escindido en dos: «attendre» y «espérer». El
primero concierne a aguardar, a quedarse en un sitio donde algo o alguien presumidamente
llegará; mientras el segundo tiene que ver con tener esperanza en algo, que ese
algo suceda. Lo mismo pasa
en otras lenguas europeas: el italiano divide nuestro «esperar» en «aspetare»
o «attendere» y «sperare»; el alemán en «warten» y «hoffen»;
el inglés en «to wait» y «to hope»; y podríamos alargar la lista
donde las únicas excepciones que he encontrado están justo en lenguas de la
península ibérica. El catalán, el gallego, el portugués parecen, como el
castellano, juntar en un mismo verbo las dos ideas; verbo que, además, es homógrafo
en las cuatro lenguas. Aunque en todas las lenguas la idea exclusiva de verbo «aguardar»
tenga también una palabra para ello, el uso de «esperar» es amplio y cotidiano,
como se en esta parte del mapa el gesto de aguardar ya casi no se lo podemos
pensar aparte de la esperanza. Hay acá una especie de fe implícita al gesto de
aguardar, al punto que «attendre avec espoir» (esperar con esperanza) ya
es redundante y podría traducírselo solamente por «esperar».
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